Enseñando a los Niños Cómo Pensar, en Lugar de Qué Pensar
(periodismo alternativo).- El sistema no quiere pensadores. No quiere que la gente cuestione sus métodos. Quiere una población que pueda ser fácilmente manipulada y controlada para que renuncien a todo su poder para la élite.
En este momento nuestro sistema educativo está haciendo más para adoctrinar a nuestros hijos que para educarlos. De hecho, ese ha sido el caso desde hace bastante tiempo.
A nuestras mentes jóvenes se les dice que acepten la autoridad como verdad en lugar de la verdad como autoridad, y los maestros hablan a los estudiantes en lugar de con ellos. Los maestros se han convertido en repetidores de información. Simplemente están regurgitando todo lo que una vez aprendieron de sus propios maestros, y perpetuando el reciclaje de la información; información que ha logrado evadir el escrutinio por generaciones.
Los niños ya no son los dueños de su propio aprendizaje, y en su lugar, sus mentes están siendo tratadas como contenedores de almacenamiento.
El modelo de fábrica de la educación, con su enfoque en el elitismo académico y económico, está produciendo trabajadores obedientes para el sistema, animados a conformar cada paso del camino.
No estamos siendo tratados como seres humanos orgánicos, creativos, investigativos, sino como partes de una máquina. El sistema educativo está filtrando la naturaleza inquisitiva de nuestro ser, con el objetivo último de evitar la disidencia contra el sistema.
El sistema no quiere pensadores. No quiere que la gente cuestione sus métodos. Quiere una población que pueda ser fácilmente manipulada y controlada para que renuncien a todo su poder para la élite.
Hay quienes dicen que las habilidades del pensamiento crítico no pueden enseñarse en las escuelas. Sócrates es probable que se burlase de esa noción, si él siguiera vivo hoy. Fue Sócrates quien dijo:
“No puedo enseñar nada a nadie; sólo puedo hacerles pensar.”
Si hemos de resolver el problema del adoctrinamiento en nuestro sistema escolar, tenemos que aprender a empezar a hacer preguntas en vez de dar respuestas. El verdadero aprendizaje se logra a través del proceso de investigación.
Los niños tienen que ser alentados a buscar las respuestas por sí mismos. Corresponde a los profesores proporcionar las herramientas y recursos necesarios para que los niños lleven a cabo estas investigaciones y hacer descubrimientos significativos.
Una pregunta bien formada hará más para inspirar que cualquier número de respuestas. En todas las facetas de nuestras actividades educativas, se vuelve crucial comenzar un diálogo abierto con nuestros estudiantes, fomentar el debate sano y hacer que formen sus propias conclusiones.
La importancia de enseñar la filosofía en las escuelas no se puede subestimar.
En un mundo donde la mayoría de la humanidad está corriendo en la máquina para correr con los ojos vendados, es primordial que re-evaluemos nuestras propias perspectivas de vez en cuando, y mirar el cuadro grande.
Lo que la enseñanza de filosofía hace es que nos pone a pensar, nos hace cuestionar, y nos hace contemplar. Sin estas habilidades, la humanidad va a seguir funcionando en piloto automático, y permitiremos a aquellos en el poder seguir dominando, oprimiendo y esclavizándonos en todos los sentidos.
Tenemos que recuperar nuestra propia mente…
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